OXIGENOTERAPIA
La oxigenoterapia es la administración de oxígeno (O2) con fines terapéuticos, en concentraciones más elevadas que la existente en la mezcla de gases del ambiente. El oxígeno debe ser considerado un fármaco porque:
- Posee indicaciones precisas.
- Debe ser utilizado en dosis y tiempo adecuados.
- Posee efectos adversos.
- Requiere criterios clínicos y de laboratorio para su evaluación.
El oxígeno es un gas incoloro, inodoro, insípido y poco soluble en agua. No es un gas inflamable, pero sí es comburente (puede acelerar rápidamente la combustión). Constituye aproximadamente el 21% del aire y se obtiene por destilación fraccionada del mismo.
Algunas definiciones necesarias:
- FiO2: fracción inspirada de oxígeno, expresada en concentración y se mide en porcentaje. En el caso del aire ambiental la FiO2 es del 21%.
- Hipoxia: déficit de O2 en los tejidos, existiendo cuatro posibilidades diferentes:
La hipoxia hipoxémica, generada por una deficiente oxigenación de la sangre arterial secundaria a disminución de O2 en el aire inspirado (mal de altura), hipoventilación alveolar, desequilibrio V/Q, alteración de la difusión o efecto Shunt; en estos casos, el O2 corrige la disfunción.
La hipoxia circulatoria, debida a una insuficiente perfusión tisular (shock, insuficiencia cardíaca, hipotensión), con defecto en el aporte de oxígeno para el metabolismo anaerobio.
La hipoxia anémica, que consiste en un trastorno de la capacidad de la sangre para transportar O2, por disminución de la hemoglobina o alteración de la misma (metahemoglobinemias, intoxicación por CO); en estas situaciones el O2 no logra saturar más la Hb, pero sí se incrementa el O2 disuelto en plasma.
La hipoxia histotóxica (envenenamiento por cianuro), donde el O2 no puede ser captado por los tejidos.
- Hipoxemia: disminución de la PaO2 por debajo de 60 mmHG, que se corresponde con saturaciones de O2 del 90%; los valores cercanos a estos parámetros deben ser considerados de riesgo, ya que pequeños cambios en la PaO2 se corresponden con descensos importantes en la saturación de la hemoglobina, con el consecuente riesgo de hipoxia tisular. El diagnóstico clínico de hipoxemia es difícil si ésta no es muy importante y aparecen signos de cianosis y dificultad respiratoria.
- PaO2: presión arterial de oxígeno.
- PaCO2: presión arterial de dióxido de carbono.
- Relación ventilación/perfusión (V/Q): relación entre la ventilación del alvéolo y el trasporte de sangre por las arteriolas que lo irrigan. Cuando existe ocupación del espacio alveolar (neumonía, edema agudo de pulmón, distres respiratorio) u obstrucción de la vía aérea (asma, EPOC), tendremos una disminución de la ventilación con un bajo índice de V/Q; en cambio cuando hay un descenso de la perfusión en áreas bien ventiladas (enfisema, TEP) el índice V/Q será elevado.
- Insuficiencia respiratoria: incapacidad de mantener niveles adecuados de oxígeno y dióxido de carbono. Es el estado final de muchas enfermedades. El patrón de gases arteriales en la insuficiencia respiratoria es: PaO2 menor de 60 mm de Hg y/o PaCO2 mayor de 50mm de Hg (hipoxemia + hipercapnia).
- Flujo: cantidad de gas administrado, medido en litros por minuto (lpm)
MATERIAL NECESARIO
Para poder administrar el oxígeno adecuadamente debemos disponer de los siguientes elementos:
- Fuente de suministro de oxígeno.
- Manómetro y manorreductor.
- Flujómetro o caudalímetro.
Fuente de suministro de oxígeno
Es el lugar en el que se almacena el oxígeno y a partir del cual se distribuye. El O2 se almacena comprimido con el fin de que quepa la mayor cantidad posible en los recipientes. Esta gran presión a la que está sometido el gas ha de ser disminuida antes de administrarlo, ya que si no dañaría el aparato respiratorio. Las fuentes de O2 pueden ser:
Central de oxígeno.
se emplea en los hospitales, donde el gas se encuentra en un depósito central (tanque) que está localizado fuera de la edificación hospitalaria. Desde el tanque parte un sistema de tuberías que distribuye el oxígeno hasta las diferentes dependencias hospitalarias (toma de O2 central).
Cilindro de presión.
es la fuente empleada en atención primaria, aunque también está presente en los hospitales (en las zonas donde no haya toma de O2 central o por si ésta fallara). Son recipientes metálicos alargados de mayor o menor capacidad (balas y bombonas respectivamente).
Manómetro y manorreductor
Al cilindro de presión se le acopla siempre un manómetro y un manorreductor. Con el manómetro se puede medir la presión a la que se encuentra el oxígeno dentro del cilindro, lo cual se indica mediante una aguja sobre una escala graduada. Con el manorreductor se regula la presión a la que sale el O2 del cilindro.
En los hospitales, el oxígeno que procede del tanque ya llega a la toma de O2 con la presión reducida, por lo que no son necesarios ni el manómetro ni el manorreductor.
Flujómetro o caudalímetro
Es un dispositivo que normalmente se acopla al manorreductor y que permite controlar la cantidad de litros por minuto (flujo) que salen de la fuente de suministro de oxígeno. El flujo puede venir indicado mediante una aguja sobre una escala graduada o mediante una “bolita”, que sube o baja por un cilindro que también posee una escala graduada.
Humidificador
El oxígeno se guarda comprimido y para ello hay que licuarlo, enfriarlo y secarlo. Antes de administrar el O2 hay que humidificarlo para que no reseque las vías aéreas. Ello se consigue con un humidificador, que es un recipiente al cual se le introduce agua destilada estéril hasta aproximadamente 2/3 de su capacidad.
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